domingo, 5 de mayo de 2019

CRÍTICA CLASE PSICOLOGÍA


CRÍTICA CLASE PSICOLOGÍA

Las principales críticas a la clase de psicología se estructurarán en el mismo orden que los temas que hemos ido tratando a lo largo del curso. Desde el punto de vista del aprendizaje y sus distintas teorías, el profesor aplica métodos de enseñanza muy prácticos que ayudan al alumnado a comprender con claridad el contenido de las explicaciones, agilizando el proceso de aprendizaje (vídeos, esquemas, ejercicios en clase).

Utiliza el aprendizaje observacional con el objetivo de facilitar la repetición de consecuencias positivas (educación), pues se considera el modelo a seguir por la clase, la que intenta realizar conductas a través de la imitación indiferenciada (repetir frases del profesor). A través del condicionamiento operante (exámenes, mensajes de twitter y artículos del blog) premia a aquellos que dan con la respuesta adecuada (respuestas correctas en el examen, “me gusta” por parte del profesor, buena calificación del blog).

En función de la forma de adquisición del aprendizaje o la nueva conducta, la clase recibe información tanto de forma receptiva (apuntes y esquemas del temario realizados por el profesor) como por descubrimiento  (apuntes propios y exámenes que cada alumno debe realizar).
En cuanto a los sentidos, el umbral y la percepción utiliza diversos vídeos e imágenes que, nuevamente ayudan a acelerar el proceso de aprendizaje. Para explicar la memoria y sus distintos tipos, el profesor realiza ejercicios y tests como forma de que los alumnos comprendan el funcionamiento de cada uno de ellas (juego de memoria que revela la importancia del aprendizaje significativo).

Explica de forma precisa el desarrollo cognitivo y sus diversas fases con multitud de ejemplos, así como la inteligencia y sus teorías, pero en lo relativo a Sigmund Freud y el psicoanálisis, quedaron dudas sin resolver, fruto de una explicación demasiado general, que sin embargo se explica ante la falta de tiempo de realizar un análisis más profundo. 

En general, las clases de psicología son interesantes y productivas, pero la actitud en muchos casos pedante y prepotente del profesor (que no debería alardear de sus títulos académicos ante los alumnos, pues sin duda muchos llegarán más lejos en cuestión de tiempo) hacen que no se pueda disfrutar de ellas al máximo.

CRÍTICA AL PSICOANÁLISIS


CRÍTICA AL PSICOANÁLISIS

El psicoanálisis es una teoría psicológica que intenta explicar los impulsos instintivos reprimidos en el subconsciente. Fundada por Sigmund Freud alrededor de 1896, tuvo un gran éxito durante sus primeros años, sin embargo pronto surgieron a su alrededor multitud de críticas que cuestionaban su validez. Dos de los cuestionamientos a destacar serán los argumentados por Popper y Foucault (apoyado en Deleuze).

La crítica de Popper al psicoanálisis se basa en en considerar que el psicoanálisis no es más que una interpretación de una de una conducta ya interpretada por el paciente en su relato. A su vez, la intencionalidad de la conducta que el análisis interpreta, no podría ser inferida de la propia conducta al basarse en esta primera interpretación del paciente, que añade de forma inconsciente la intención a su relato. Para ilustrar esta teoría, nos basaremos en la siguiente cita de su obra Conjeturas y refutaciones

“Puedo ilustrar esto con dos ejemplos diferentes de conductas humanas: la de un hombre que empuja a un niño al agua con la intención de ahogarlo y la de un hombre que sacrifica su vida en un intento de salvar al niño. Cada uno de los dos casos puede ser explicado con igual facilidad por la teoría de Freud y por la de Adler. De acuerdo con Freud, el primer hombre sufría una represión (por ejemplo, de algún componente de su complejo de Edipo), mientras que el segundo había hecho una sublimación. De acuerdo con Adler, (…) No puedo imaginar ninguna conducta humana que no pueda ser interpretada en términos de cualquiera de las dos teorías.”

Tal y como refleja la cita, sostiene que el psicoanálisis es una teoría que interpreta “casos”, que parecen poder reducirse, siguiendo sus ejemplos, a “conductas humanas”. Pero para Popper, el psicoanálisis ni siquiera se ocupa de la conducta humana. 

No obstante, sostiene que en la sesión analítica aparece algo relacionable con una conducta: el relato del paciente, tratado como contenido manifiesto. Sin embargo, como contraposición, defiende que lo que el paciente relata, por lo general, nunca es algo que pueda describirse como una “conducta”, pues lo que se cuenta, viene habitualmente “contaminado” con juicios de atribución intencional, elementos más o menos paranoides, declaraciones de ignorancia, estupores entre incrédulos e indignados, etc. 

El psicoanalisis realmente no interpreta conductas: ya que el relato del paciente constituye una primera interpretación que es más tarde interpretada por el psicoanálisis. Lo que podría denominarse una “conducta”, por el contrario, siempre es algo esquemático. Siguiendo el primer ejemplo popperiano: “un hombre empuja a un niño al agua con la intención de ahogarlo”, no cabría incluir la “intención de ahogar” en la descripción de una “conducta”. Una “conducta”, más bien tendría que limitarse a: “un hombre empuja a un niño al agua”, pues la intención no puede ser adscrita a la conducta.

Cuando Popper escribe “con la intención de ahogarlo”, la “conducta” del primer hombre ya está interpretada por la misma atribución de la intención. La interpretación freudiana, que aparece además en Popper como algo mecánicamente deducible de la “conducta”, no sería, en realidad, más que una sobreintrepretación de esa “conducta”, ya interpretada.

Por otro lado Foucault, en su obra La verdad y las formas juridicas, menciona el mito de Edipo,  y aunque es en Las palabras y las cosas, donde realmente elabora esta crítica en profundidad, tomaremos citas de el primero para continuar con esta crítica. 

Foucault considera, al hilo de las reflexiones de Deleuze, que el psicoanálisis se ha apropiado de dicho mito, el mito de Edipo, para intentar explicar algo interno al propio sujeto, que tiene que ver con su conducta, postulando cierta represión en el deseo. Ese esquema edíptico tan solo limita al ámbito familiar el deseo, siendo una construcción (fruto de la contextualidad histórica) que no puede darse como universal. La construcción de este esquema tendrá como finalidad la preservación de la sociedad y un control disciplinario relativo al deseo y al objeto que lo suscita en el ser humano.

Se trata por tanto de un esquema artificial, no natural, que como menciona en su obra “se considera una narración bastante antigua del deseo y el inconsciente humano”. Se pretende incorporar el deseo en una estructura familiar, ya que esta estructura fue definida en cierto momento por cierto orden burgués vigente en la época.

No sirve para expresar ni el inconsciente ni la represión del deseo acaecida en los seres humanos, sino que es “un instrumento de limitación y coacción que los psicoanalistas a partir de Freud utilizan para contar el deseo y hacerlo entrar en una estructura familiar que nuestra sociedad definió en determinado momento”, tal y como explica Foucault. 

En otras palabras, y según Deleuze y Guattari, no refleja el contenido “secreto” de nuestro inconsciente, sino que es una herramienta de coacción impuesta por el psicoanálisis, con el objetivo de imponer cierta cura a ese deseo e inconsciente. Por tanto, el psicoanálisis se configuraría como una forma de saber histórica, determinada por la contextualidad de la que nace. Este caso se ve reflejado en el mantenimiento de la estructura familiar burguesa, como elemento de la sociedad capitalista del momento. 

viernes, 15 de febrero de 2019

MEMORIA

MEMORIA


La memoria se entiende como la capacidad para recordar, almacenar y codificar en la mente hechos o situaciones del pasado. Para saber si podemos fiarnos de la ésta, debemos diferenciar en primer lugar los tres tipos de memoria que actúan en este proceso mental.

La información que recibimos a través de los sentidos se almacena en un primer momento en la denominada memoria sensorial, aunque ésta lo hace durante un periodo de tiempo muy breve (no alcanza más de uno o dos segundos), para pasar a la memoria a corto plazo, en donde se retiene durante un máximo de 15 o 20 segundos. Por último, parte de esta información es transferida a la memoria a largo plazo, de capacidad prácticamente ilimitada.

Durante este proceso pueden ocurrir distintos fallos, por los que la memoria tiende a olvidar ciertos sucesos (en el caso de la amnesia psicógena, no se recuerda una experiencia traumática), crear recuerdos nuevos que en realidad nunca han tenido lugar  o a llegar a perder casi totalmente la memoria. Además, en muchos casos nuestros sentimientos interfieren en estos recuerdos, haciendo que éstos se encuentren sometidos a una clara subjetividad, lo que puede llevar a que diversas personas que comparten un recuerdo, tengan visiones completamente distintas del mismo.

No obstante, estos fallos no son motivo suficiente para establecer que no me puedo fiar de la memoria ni que todo lo que conocemos es falso, pues a pesar de ellos, la memoria es capaz de recordar mucha otra información con total precisión. Ésta nos permite realizar todas las actividades propias del ser humano (desde hablar o recordar el camino a casa, actividades en las que se deben aplicar los conocimientos aprendidos, atc.), por lo que sí podemos fiarnos de ella.

PERCEPCIÓN Y CONOCIMIENTO


PERCEPCIÓN Y CONOCIMIENTO


Los seres humanos no podemos ni percibir ni conocer absolutamente toda la realidad. En primer lugar, es imposible percibir toda la información que produce ésta debido a la propia anatomía humana. Nuestro cuerpo, entendido como el conjunto de sistema y órganos que nos permite existir, y sin entrar por tanto en el terreno de lo metafísico, posee ciertos límites que nos impiden la plena percepción de los estímulos externos. Esto debe a la existencia de los denominados umbrales de percepción, que actúan omitiendo todos aquellas sensaciones procedentes de estímulos que se encuentren por debajo de nuestro umbral absoluto mínimo, así como aquellas que superan nuestro umbral absoluto máximo. 

Nuestros sentidos, por tanto, necesitan una determinada calidad y cualidad de estímulo para poder captar la información. Es por ello que somos incapaces de sentir los microscópicos ácaros que recorren continuamente nuestro cuerpo, al igual que no percibimos la increíble fuerza que produce sobre nosotros la gravedad, ni somos capaces de oír ciertas frecuencias de sonido. Además, no podemos afirmar con certeza que lo percibido por nuestro cuerpo se complemente fielmente con la realidad, lo que nos lleva a admitir de nuevo que esta realidad es imposible de ser percibida en su conjunto.

De la misma manera somos incapaces de conocer totalmente la realidad, lo que deriva de nuestro modo de conocer, limitado por la percepción. Resulta imposible conocer todo  aquello que no se percibe, lo que parece claro, pero además lo que sí se conoce, se debe ajustar a la manera en la que percibimos, a nuestros sentidos. Por ello, podemos negar el hecho de llegar a conocer la realidad de forma absoluta.


Muchos filósofos, pensadores e intelectuales han debatido a lo largo de toda la historia acerca de esta cuestión, señalando todos ellos diversas formas de percepción y conocimiento. No obstante, la ciencia y a los profundos descubrimientos y avances que se han logrado en el terreno del cerebro, han ayudado a aclarar estas dudas, por lo que podemos afirmar que somos incapaces tanto de conocer como de percibir toda la realidad.